A las conocidas “4 C’s”, Carat (peso), Cut (talla), Clarity (pureza) y Color (color), factores que determinan la calidad, belleza y valor de cada diamante, se une nuestra 5ª C, la Confianza basada en más de 50 años de herencia joyera.
Un diamante nunca se puede valorar por una única característica.
El valor de esta piedra lo determina el conjunto de todos estos factores.
La talla de un diamante define su forma, proporciones y número de facetas, elementos que determinan la manera en que la luz se refleja en su interior.
Cada talla es el resultado de un detallado estudio destinado a realzar el brillo natural del diamante y a potenciar los juegos de luz que dan vida a la pieza final.

Desde los incoloros (D) a los diamantes amarillos (Z o Fancy), los diamantes se dividen en una escala de colores diferenciadas por las letras del abecedario.
Los diamantes de color H, siguen pareciendo incoloros a simple vista. Su color es tan ligero que es difícil de identificar a simple vista.
Si se compara un diamante de color con un diamante de color H, el diamante de color H parecerá mucho más atractivo y brillante.
El precio de los diamantes aumenta o disminuye en orden alfabético. Es decir, cuanto más incoloro es el diamante, más costoso y difícil de conseguir se vuelve.

La pureza del diamante describe el grado de pequeñas imperfecciones que están presentes en un diamante. Aquellos diamantes que tengan el menor número de defectos obtendrán un grado de pureza más alto y, por lo tanto, su valor será significativamente más elevado.

En gemología, el término “quilate” se refiere a la unidad de peso de los diamantes, no a su tamaño. Por lo tanto, cuando se habla del peso de un diamante, se utiliza una unidad de medida estándar: el quilate.
Un quilate equivale a 0,2 gramos.
